Hoy se cumple un año de que Adrián tomó la
decisión más difícil de su vida…
Cuando nos dimos cuenta en Estados Unidos que
el cáncer había vuelto nos pusimos muy tristes, era algo de lo que siempre
estuvimos conscientes que podía suceder, más nunca estás suficientemente
preparado para tal noticia, más cuando a nuestra poca experiencia creíamos que
una segunda vuelta del cáncer muy pocos la contaban y además sabíamos que si
volvía iba a ser el tipo de cáncer más agresivo.
Así que cuando supimos que estaba de vuelta
(por que salieron sus marcadores positivos para cáncer) decidimos ir “a la
segura” y volver a México.
Cuando llegamos buscamos al doctor que lo había
tratado en el 2006 Gilberto Morgan, al cual veíamos con mucho respeto y confiábamos
totalmente, el 8 de enero Adrián se realizó un estudio muy completo llamado
PETCT y los resultados arrojaron un
pequeño tumor como de 3cm que se gestaba en su área retroperitoneal.
En el
cáncer testicular el avance al área retroperitoneal no es un diagnóstico muy
positivo y menos estando tan cerca de la arteria aorta; cuando un tumor se
comienza a nutrir de una arteria tan importante, a parte de que es bastante
difícil una cirugía por el temor a dañar dicha arteria, también se corre el
riesgo de que libere trombos (o pedacitos de tumor) y éstos se alojen en otra
parte del cuerpo, siendo el hígado, pulmones y cerebro los lugares preferidos
de este tipo de tumor. Así que fue una noticia muy poco agradable, pero fue un
alivio saber que no había una invasión a esos órganos vitales así que
preguntamos cual era el siguiente paso e inmediatamente el doctor nos contestó:
un nuevo esquema de quimioterapia, este consistiría en CISPLATINO, ETOPÓSIDO Y
BLEOMICINA.
Le preguntamos al doctor que si ese tratamiento
lo podría tomar en el centro médico y nos dijo que si, que él había dejado ahí
a un muy buen doctor con el que nos iba a recomendar, era el doctor Pedro
Solano, jefe de Oncología el cuál había quedado en su lugar cuando él dejó ese
departamento así que prácticamente eran la “misma escuela”. Felices nos
dirigimos al centro médico y el primer encuentro con dicho doctor no fue nada
agradable, pero al final cedió a tratar a Adrián y el 24 de enero del 2011
inició su tratamiento con la esperanza de que fuera un cáncer pasajero que
vendría y se iría como la primera vez.
Fueron 3 sesiones las cuales duraban 4 días
cada una, fueron desgastantes tanto para él como para mi e iban en aumento,
pronto los estragos comenzaron a notarse, su cabello empezó a desprenderse de
todo su cuerpo como si comenzara el otoño en su ser, cada día más nauseabundo y
cansado. Así pasaron las 3 sesiones y nosotros evolucionando junto con el
cáncer comenzamos a buscar cosas más allá de lo que indicaba la medicina. Nos
metimos de lleno a la alimentación y con el asesoramiento de mi tía Cleo y lo
que yo comencé a investigar todos los días llegamos a varias conclusiones, una
de ellas era que la uva red globo ayudaba a aumentar las plaquetas de 85 a 235
en tres días y que el jugo verde
(espinaca, alfalfa, hierbabuena y su base de naranja) aumentaban su hemoglobina
de 9 a 14 en una semana. Era magnifico ver como después de una dura sesión
pronto su cuerpo se recuperaba y con mayor rapidez. Así pues el cáncer comenzó
a ceder a la segunda sesión y para el 29
de marzo del 2011 sentimos que le habíamos ganado al cáncer otra vez.
Cuando los marcadores de cáncer de Adrián se mantuvieron en negativos nos sentimos aliviados, fue como si volviera a nacer, se recuperó poco a poco y para mayo volvió a trabajar muy contento sintiendo que ya había quedado en el pasado esa terrible experiencia.
Cuando los marcadores de cáncer de Adrián se mantuvieron en negativos nos sentimos aliviados, fue como si volviera a nacer, se recuperó poco a poco y para mayo volvió a trabajar muy contento sintiendo que ya había quedado en el pasado esa terrible experiencia.
El doctor propuso un control de revisión de
cada tres meses lo cual a mi me pareció que era demasiado, en un paciente de
Ca. Testicular hablar de tres meses con un cáncer activo y sin tratamiento es
casi como un suicidio, ese tipo de cáncer se mueve tan rápido que he leído de
casos donde llegan al hospital sintiéndose mal por dolores de cabeza y no
aguantan más que 15 días. Así que cuando propuso 3 meses le rogué que no lo
hiciera y que por favor fueran por lo menos 2 meses, después de un sermón de
que a parte de que tenía que ir al psicólogo tenía que enseñarme a vivir con la
enfermedad, pero al fin cedió.
Así que diseñamos otra vez nuestro plan de vida
y comenzamos, para julio fue su revisión de control y apareció un muy leve
indicio que me quitó mi tranquilidad, había salido un 5, el cual está
perfectamente dentro del rango de lo normal por que es de 0 a 10, pero a él
estando sano nunca le había aparecido algo así, me preocupé y se lo manifesté
al doctor y dijo que era normal y que me relajara, se imaginarán lo mucho que
sufría el doctor conmigo por metiche, pero a mi no me importaba más que un
comino lo que él pensara y yo siempre, si tenía duda, preguntaba.
Así que me relajé otra vez y seguimos adelante.
Para mi si era muy evidente la sensación de Adrián por comer azúcar, el maldito
cáncer en su interior rogaba por carbohidratos y esa era la constante pelea
entre nosotros, el luchando por vencer esa ansiedad y yo luchando con él por
que no alimentara el monstruo que llevaba adentro el cual solo había quedado
dormido, pero era cuestión de tiempo para que despertara con toda la
agresividad.
Por supuesto al siguiente estudio, dos meses
después apareció un enorme 470 y otra vez la misma historia, me sentí engañada,
pensé como habíamos sido tan ingenuos para pensar que ese monstruo se iba a
quedar así de tranquilo y perder la guerra tan fácil. Pues no, no lo hizo y
estaba de regreso con todo y esta vez parecería que nada lo iba a parar.
Llegamos a la conclusión de que para un caso así el remedio era TOLERANCIA 0,
nada de azúcar refinada como la conocemos, ni en productos, ni en nada. De
ahora en adelante el azúcar que entraría a su cuerpo lo haría por medios
naturales como las frutas y nada más. Diseñamos una dieta con ayuda profesional
y las demandas que nosotros teníamos, y así fue como comenzamos con el plan C
más estricto para tratar de dar una buena pelea.
Adrián cada vez se sentía más desgastado psicológicamente,
a penas y su cuerpo se había terminado de recuperar, él sabía ya lo que le
venía, y él un hombre tan hermoso físicamente no quería verse de nuevo en la
misma situación. Lamentablemente no es una cuestión de estética, es vivir o
morir, y él iba a hacer todo lo posible por vivir.
En esa ocasión donde se fijó un tercer esquema, Adrián fue con su doctor solo, yo por motivos de trabajo no pude acompañarlo
sin embargo cundo llegó a la casa investigué sobre este nuevo esquema y no me
gustó lo que vi. Mi cabeza no comprendía por qué era que le iban a poner un
tratamiento que normalmente se usa para un linfoma, ¿que acaso tenía un linfoma
y yo no sabía?
Empezó su 3er tratamiento el 12 de septiembre
del 2011, a este punto Adrián ya comenzaba a convencerse (por toda la lectura
que había hecho a lo largo de su reposo y visitas con terapeutas alternativos)
que la quimioterapia no era la solución
a su problema, estaba convenciéndose que empeoraba las cosas pero el
deseo de vivir y estar con los niños, conmigo y con toda su familia lo llevaba
a continuar la lucha de esa manera. Pasó la primera sesión de 6 largas sesiones
que lo esperaban, era una locura, cuando tuve oportunidad le pregunté al doctor
¿que pasaba?, ¿por que ese esquema?
DOCTOR: le di lo que había, no le funcionó, hay
tratamientos como este que nos han funcionado en pacientes con canceres
persistentes como él, ¿que leíste sobre el tratamiento?
ALE: Que se utiliza para personas con linfomas,
¿Adrián tiene linfoma?
DOCTOR: No, pero le di lo que había, ¿prefieres
que lo mande a su casa?
ALE: no, le piensa dar 6 sesiones, ¿cual es su
plan de rescate?
DOCTOR: Plan de rescate, ninguno, hay
medicamentos para elevar su hemoglobina y plaquetas.
ALE: ¿Entonces ni siquiera considera un
trasplante de médula?
DOCTOR: ¿Para que?, si le ponemos nueva también
su cuerpo la va contaminar.
ALE: ¿Usted realmente cree que va a resistir?
DOCTOR: Ummmm yo creo que si, si no, lo
ayudamos.
ALE: ¿Y cual es su expectativa después de este
nuevo esquema?, ¿cuanto tiempo?
DOCTOR: ¿Sinceramente?, lo veo así, en enero aproximadamente terminaría su
tratamiento y tres meses después estaría presentando de nuevo el cáncer, cada
vez con más intensidad.
ALE: ¿Y si ya no tomara quimioterapia?
DOCTOR: un año…. máximo
Así básicamente fue nuestra plática, claro,
nunca terminaba sin antes decirme que acudiera a un psicólogo que era madre de
familia de dos pequeñitos los cuales debía cuidar si su padre faltaba.
Así que compartí esta información con su familia.
A la mamá de Adrián le recomendaron una clínica donde trataban el cáncer de una
manera muy distinta, nada invasivo, nada agresivo y más del tipo alternativo de
una manera holística complementándolo con un tratamiento de un laboratorio
llamado weleda, creador de iscador, el tratamiento que se suponía había curado
a varias personas que asistían ahí.
Fuimos a una cita y me pareció bastante bueno,
todo tenía bases sólidas para confiar en el tratamiento. No sólo es el
tratamiento inyectado, también debía acudir a ayuda psicológica donde tratarían
ciertas heridas de su infancia que no habían cicatrizado y que el doctor las
relacionaba estrechamente con su problema, además tendría que cuidar
estrictamente de su alimentación y de ciertos hábitos. Así que conocimos al Dr. Antonio Meneses quien por fin después
de casi un año de batalla ofrecía una alternativa real, la cual Adrián estaba
ya considerando bastante posible.
La siguiente cita que tuvimos con el doctor
Solano yo abordé el tema de la terapia alternativa y le pregunté si él conocía
iscador, mencionó que no y que desconocía por completo ese tipo de terapias y
que además ni tenía caso hablar de eso por que en canceres tratables podría ser
una solución, pero que en este caso no había posibilidades ni remotas. Cabe destacar
que desde enero del 2011 cuando llegamos por primera vez con el doctor Solano
yo le pregunté sobre la posibilidad de una cirugía y él todo el tiempo me
contestaba que no, llegó a ser tanta mi insistencia que un buen día me dijo que
si yo creía que era la solución estaba en mi completa libertad de buscarla en
privado, lo cual es una locura, por que me informé a cerca del precio de esa
cirugía y era arriba de los 300mil pesos con los cuales obvio no contábamos,
pero en realidad el dinero no era tanto el problema. El gran problema era el
miedo, por que él siempre decía que era una cirugía extremadamente riesgosa donde podía perder la vida y que además el cáncer podía regarse con mayor
facilidad, y remataba con que no importaba que el tumor estuviese ahí siempre y
cuando estuviera inactivo, así que eso de alguna manera nos tranquilizaba.
Mientras se recuperaba y pasaba el lapso para
continuar con la segunda sesión en centro médico, Adrián comenzó a asistir al
grupo de apoyo y después iba a sesiones de terapia psicológica con una doctora
ahí mismo y conjunto lo trataba de una manera espiritual otra amiga de la
familia llamada Nely Peralta la cual desde que lo conoció le cambió la vida.
Así que un 11 de octubre del 2011 después de
haber estado toooodo el día en terapia de todo tipo, llegó a la casa y me contó
que ese día se había puesto su primera inyección de iscador y me dijo Ale, tomé
una decisión:
El doctor me ha explicado que ya no tengo un
carcinoma ¿sabías?, así que mis probabilidades de sobrevivir aun con
quimioterapia son prácticamente nulas, tengo un coriocarcinoma, y decidí dejar
la quimioterapia por que prefiero vivir un año a mi manera que no se cuanto
tiempo pueda resistir con quimioterapias y viendo como la gente que va ahí,
toda se muere, sabes, ¡hoy conocí gente que ha sobrevivido con este
tratamiento!, así que yo también voy a vivir, ¿tu que harías Ale?
Yo le contesté que no sabía, sabía que estaba
tomando una decisión que le podía costar la vida, pero continuar con ese ritmo
de desgaste en su cuerpo, tarde o temprano lo mataría también, conozco a Adrián
y sabía que podía lograrlo, lo había hecho antes, ¿por que no ahora?, supe que
era Dios quien lo estaba poniendo en el camino correcto, él nunca hubiera
tomado una decisión así y menos estar tan seguro, ¡sabía que todo iba a salir
bien!, lo sabía en mi corazón así que lloramos y le pedí que le comunicara su
decisión a su familia. Así lo hizo y todos lo apoyamos, el inició una nueva
etapa en su vida sintiéndose que tal vez podría ser lo último pero, ¡lo viviría
al máximo!
Solo puedo decir que siento una gran admiración por Adrián y Alejandra, que no tengo el gusto de conocerte, pero es muy loable que se tomen el tiempo para dar a conocer su historia y demostrar que no todo lo que dicen los médicos es la última palabra. Saludos
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